Puebla, Pue. a 1 de abril de 2015
En días pasados nos enteramos a través de los medios de comunicación que el ombudsman poblano, Adolfo López Badillo, rindió su informe a puerta cerrada y como un mero trámite, sin destacar la persecución sistemática de activistas locales y ciudadanos que se han opuesto a los cuestionables proyectos de la administración estatal y sin dar una explicación convincente sobre la tibieza con la que se ha desempeñado en los últimos meses.
Si bien nuestra organización respaldó la ratificación del ombudsman local como un gesto de buena voluntad ante la posibilidad de construir un proyecto de largo aliento que ponderara las diversas voces ciudadanas por sobre los intereses políticos y gubernamentales, apostando por el bono ciudadano que tendría una administración de la CDH que trascendiera los tiempos electorales, el actuar del titular y los funcionarios de la misma nos obligan a repensar y replantear nuestra postura inicial.
Adolfo López Badillo ha desperdiciado ese bono ciudadano sometiéndose al Ejecutivo local y en lugar de hacer de la Comisión de Derechos Humanos un contrapeso ante las evidentes violaciones de derechos humanos y excesos, la ha convertido en una dependencia más del gobierno del estado, haciendo que el espíritu con el que fue creada, se desvanezca.
Pensamos que la CDH debiera ser un contrapeso real, un órgano abierto a la ciudadanía que acepte el diálogo abierto y franco, la crítica y la disidencia como maneras habituales y sanas de la democracia. Ese es el ánimo con el que fue creado este órgano estatal, por ello nos preguntamos ¿qué fuerza, salvo la moral, es la que tiene una defensoría pública de los derechos humanos? En el caso de la poblana, ésta se ha quedado absolutamente debilitada por las omisiones y los actos fallidos de los últimos meses.
La construcción de un estado de Derecho y de una democracia real se sostiene en los contrapesos que los órganos autónomos e independientes del Estado pueden representar, precisamente ejerciendo esa autonomía.
Aún se está a tiempo para la rectificación.
Esperamos que el ombudsman local decida hacer la diferencia y ponerse del lado de la gente y sus derechos, ahí donde nos encontrará trabajando.
Mientras ello ocurre, debemos impulsar iniciativas de contraloría social y ciudadana para evaluar la gestión de la CDH poblana a través de indicadores claros de desempeño y cualitativos y llamar también a cuentas al consejo consultivo de la Comisión; solicitamos que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos sea el órgano que encabece este ejercicio democrático para bien de nuestras instituciones y el fortalecimiento de la corresponsabilidad en la defensa de los derechos humanos.
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